Prohibir el mundo real

No es nuevo, pero ya empieza a hacerse de forma generalizada y amenazante. Una asociación de homosexuales y lesbianas de Murcia, ASFAGALEM, una de tantas surgidas al calor del dinero público, ha enviado una carta a todos los colegios de la provincia. Una carta amparada en la Ley de heterofobia murciana que recibe el simpático nombre de “Ley de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, y de políticas públicas contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género en la Comunidad Autónoma de la Región de Murciaexigiendo que no se celebre el día de la madre y del padre por aquello de la discriminación de los niños que no tienen alguna de las figuras y que, en su lugar, se celebre el día de la familia diversa.

Haya o no familia homoparental en el centro. Por si acaso, porque sí, porque yo lo valgo, porque yo lo exijo. Se pone la venda de la no discriminación antes de que exista el posible discriminado y se discrimina a madres, padres y familias de las otras, de las que no merecen ni existir.

Suena a eso de “quítate tú, para ponerme yo”… pero no porque, menos mal, no lo olvidemos, estamos frente a gente muy tolerante y a la que le gusta mucho la diversidad… pero que ni toleran las fiestas tradicionales, ni la diversidad de que haya familias con madre y padre. ¿Tolerancia, solo conmigo y diversidad, solo la mía? Pues sí. Ya saben, aquello de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.

Esta asombrosa e inexplicable imposición de lo suyo en gente tan tolerante y diversa previa eliminación de lo que no les cuadra, viene amparada por una legislación que parece increíble hayan permitido y no denunciado partidos que dicen respetar los derechos de todos. Y viene envuelta, cómo no, en un buenismo protector de unos menores que pueden traumatizarse ante el descubrimiento de la realidad, tras haberles impuesto previamente el que carezcan de padre o de madre. Pero eso no les traumatiza, sino el descubrimiento de que se puede tener padre y madre.

Recapitulemos: se nos cuenta que lo importante es el amor y no el que el niño disponga de dos figuras, innecesarias y sustituibles, pero que existen desde el origen de la humanidad y, hasta ahora, han sido imprescindibles para la existencia de esos niños que ya no las necesitan. Se nos cuenta que con el amor de dos papás, o dos mamás, sobra, por lo que no se entiende que, en esa feliz diversidad, los tales niños puedan traumatizarse ante otra diversidad más, la de las familias de papá y mama. Seamos claros. Si no importa que no tengan una de las dos figuras, no hay problema en que lo entiendan, lo asuman y se den cuenta de que, en la diversidad esa tan estupenda, los hay con padre y madre.

¿O resulta que sí que importa que haya familias naturales y ecológicas?

¿Hay que educar en la aceptación de otras situaciones familiares, como nos cuentan, o hay que hacer desaparecer las situaciones que son diferentes a la «diversidad uniforme» de estos colectivos?

¿Hay que educar en las frustraciones o crear un mundo falso y “de yupi” donde los niños no descubran el pasado, el presente y el futuro de la humanidad, donde lo que no cuadra, (el padre y la madre juntos) se oculta?

Siempre ha habido hijos o hijas de viudos o viudas, y se ha celebrado todo sin que nadie cayera en depresión profunda. Pero ahora resulta que el niño no se traumatiza con la situación de tener dos padres varones pero sí se traumatiza al descubrir que otros tienen padre y madre y lo celebran. Aclarémonos.

¿No será que el niño necesita amor, como necesita comer, pero que siempre será mejor una dieta equilibrada y una diversidad familiar con dos referentes en vez de una “dieta uniforme” sin la diversidad de los dos sexos biológicos fruto de millones de años de evolución?

¿No será que, después de imponer a los menores a su cargo dieta monoreferencial, hay que evitarle que descubra otras realidades?

Me temo que el verdadero problema es que la realidad heterosexual, procreativa, complementaria, diversa de verdad, (padre y madre, hombre y mujer) molesta a los creadores del mundo diverso… pero uniforme, represivo y totalitario. Y hay que prohibir la realidad. Porque la realidad discrimina. Porque discriminamos los que existimos al margen de sus exigencias por el mero hecho de existir.

PD: Si quieren un consejo, luchen por celebrar ambas fiestas, la del padre y la de la madre, o denuncien que el día del “orgullo gay” ofende, traumatiza y discrimina a todos los niños heterosexuales del mundo. Recuerden que en las comunidades con Ley de Heterofobia se impone celebrar en todos los centros educativos el “día contra la LGBTfobia” y el “día del orgullo gay”. Y que ondeen las banderas de la nueva ideología discriminadora y totalitaria que excluye, ya lo vemos, a todo el que no tiene esa opción sexual.